domingo, 27 de marzo de 2011

Gracias por el desayuno, almuerzo, postre, merienda. Por cuidarme y curarme. Por bancame con dolor de cabeza, mareada y sin poderme mover. Por las mil curaciones al día, por levantarme a las cuatro de la mañana con agua para el remedio. Por preguntarme cada cinco minutos: sí estoy bien, y que necesito. Sos especial

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el perfume que lleva al dolor