viernes, 27 de noviembre de 2009


Juramento sin palabras, solamente con miradas. Para bien o para mal, siempre estas. Mi compinche de vereda, copiloto de la vida, mi escalón en la escalera, siempre estas. Cuando rió, sos mi risa. Cuando lloro, sos mi llanto. Cuando juego, sos mi mano. Cuando sueño, sos mis alas. Cuando aguanto, sos mi soga. Cuando espero, compañera, sos mi mano, soy tu mano. Me enseñaron que al amigo lo elegimos paso a paso, lo aceptamos como es, lo cuidamos. Un amigo de por vida es un regalo del cielo, es un ángel que nos mira.

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el perfume que lleva al dolor