lunes, 11 de octubre de 2010

No tuve mucho tiempo para soñar. Pero en el momento que empecé a hacerlo, siempre soñaba con un amor inesperado, un hombre con todas esas letras que lo pueda llegar a describir, ese hombre que te haga volar, y te mueva todo el piso. Ese hombre que te haga sonreír, que te haga reír, que te haga feliz, ese hombre que te busque, que te encuentre, que te haga seguir soñando. Ese hombre que busque lo mejor de vos para hacerse feliz así mismo. Que sea puro, que de lo mejor de el. Que sonría, que abracé, que bese, que acaricie. Ese hombre inigualable, que se atrapa a tu mano, para buscar nuevos rumbos. Ese hombre que te hace escapar a lugares imaginarios. Que te de ese amor que te hace temblar. Que te haga buscarlo, buscarlo, sin parar. Que te de un amor, que sabes que es de verdad, que podes ver que lo siente realmente. Que te haga un nudo en la garganta cada vez que te habla, que te mire y te sonrojes. Que te haga sentir que estas para el, que vivís para el, que estas para el, que lo queres a el. Ese amor que te hace dar mil vueltas antes de verlo. Un amor que te de gusto hablarlo, compartirlo, sentirlo, y amarlo. Ese amor que te enoja, pero sabiendo que sin ese amor, vivir no podes. Ese hombre que te de lo de el, para verte bien. Ese hombre que arriesga, sabiendo que puede perder. Un hombre como el, sin nada para cambiarle, sin nada para reprocharle, sin nada que discutirle, sin nada que decirle, sin nada que perder. Nuevamente te cruzas entre mis palabras, sos la sonrisa de mis días. Como vos no existen dos.

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