viernes, 11 de junio de 2010

Valérie tiene doce años y es anoréxica. Su madre la ingresa en un pabellón psiquiátrico donde se supone que la curarán, pero no piensa que estará rodeada de niñas locas (algunas agresivas, otras obsesas..) ni que está allí a consecuencia del odio que Valérie siente por ella. La adolescente cumple allí sus trece años y se siente torturada ante cada bandeja de comida o una simple tostada. La visión de la comida le produce terror y no puede parar de llorar. Ella tiene un plan: no hablar ni comer. No quiere ceder, es su forma de luchar, pero en aquella terrible situación de encierro donde sólo se consiguen privilegios si se engorda lo suficiente, Valérie comienza a sentirse confusa: ¿y si la única forma de luchar es comer para salir y entonces ser dueña de su propio cuerpo?. De esta forma Valérie conseguirá ganar peso pero en cada párrafo escrito por ella se vislumbra el dolor, no sólo por comer lo que considera veneno, si no porque odia a su madre y quiere hacer creer que no llora por ella.

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el perfume que lleva al dolor