viernes, 11 de junio de 2010

Valérie Valère ingresó durante poco más de tres meses en un pabellón de locos y allí fue encerrada hasta que consiguió dejar de ser un esqueleto andante. Cuando salió, dos años después escribió este testimonio, y a los 22 años falleció prematuramente. En 1978 publicó "Diario de una anoréxica" cuyo título original sería traducido como "El pabellón de los niños locos". Valérie no veía a las enfermeras ni a los médicos como gente que pretendía ayudarle, sino como enviados del demonio, y de sus palabras se trasluce que todo su problema radica en un odio enfermizo y doloroso a su madre, una mujer que no debió ser madre porque no actuaba como tal. Ni su madre ni su padre supieron ser buenos padres, estaban demasiado preocupados de sí mismos y de su felicidad. Y cuando Valérie consigue salir se da cuenta de una cosa: la prisión está en la calle, solo que no tiene cerraduras. En esta historia importa muy poco si se sabe el final, lo que importa es la experiencia y comprender el dolor (lo que a unos les da placer, para otros es tortura).

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el perfume que lleva al dolor